"No estaba muerto, estaba tomando caña..."

Evidentemente, este coso ya no es lo que era.

Hace unos meses, si el autor (este que escribe) se ausentaba por algunos días se levantaba un alboroto que incluía apertura de blogs paralelos (para-cosos), puteadas, averiguaciones de paradero, conteos de elefantes que se balancean sobre la tela de una araña y cosas así.

Ahora, en cambio, uno desaparece por un problema de salud (por el cual estuvo IN-TER-NA-DO) y apenas unas quejitas de nada. Ni un clickcito en un anuncio de Gugl para estimular al autor al menos econonómicamente... Nada, che.

Pero bueno, acá estamos. Acabamos de llegar a casa después de unos días de alojamiento con régimen all inclusive en una clínica porteña, alimentado a sopa sin gusto, platos sin gusto y postres sin gusto.

Tenemos algunas reflexiones (algunas de ellas, hasta podrían ser humorísticas) sobre la experiencia, pero sinceramente estoy un poco cansado como para armar una frase no digo graciosa, sino por lo menos coherente.

Pero mañana (y días subsiguientes) hablaremos, entre otras cosas, de:

- Lo mal que le cae a los médicos que los pacientes lean sobre sus dolencias o enfermedades en Internet.

- Ojo al piojo con el fanatismo con algunas series televisivas: si uno ve mucho X Files empieza a ver cosas raras por cualquier parte; si uno se ve dos temporadas seguidas de 24, cree descubrir una célula terrorista operando tras la fachada del laverap de doña Josefina, acá a la vuelta. Y -claro- si uno comete la imprudencia de mandarse las cuatro temporadas de House M.D. al hilo, como hice yo, termina internado con una batería de síntomas que podrían corresponder a sarcoidosis, el virus Epstein-Barr, el síndrome de Munchausen, la enfermedad del legionario y el lupus.

- Un par de recomendaciones de cosas para baj... de cosas para comprar en Amazon. Eso: comprar en Amazon, claro.

- La adquisición más vergonzante que haya llevada a cabo en mi vida (y lo dice un tipo que en el último año se compró una bicicleta fija, dos aviones de plástico para armar y una lamparita USB para conectar a la laptop.

Nos vemos mañana. Voy a dormir un rato. Brindaría con ustedes (a mi salud, por supuesto) con un Glenlivet, pero estoy engullendo media docena de drogas cuya interactuación con el alcohol está contraindicada, llegando a mencionar entre los posibles efectos indeseables el salto al vacío, la mutación genética y la lectura de blogs en los que se busca novio. Así que mejor nos tomamos un té Lapsang Souchong (el whisky de los tés) y la seguimos mañana.

Estamos medio under construction, así que sepan ustedes disculpar las molestias ocasionadas.