¡Post navideño con columnista invitada y todo!

Por cuestiones personales que nada tienen que ver con la construcción de un personaje, las así llamadas “Fiestas” me despiertan sensaciones que fluctúan entre la indiferencia más absoluta y la chotez mística. Pero lejos de enorgullecerme, tal vez secretamente envidie a los espíritus más navideños; ésos que tiran cuetes y se constipan a fuerza de comer no sé cuántos gramos de pasas de uvas sin rempujar con nada.

Pero tenemos que escribir el post de Navidad y el horno no está para bollos. Así que se me ocurrió una idea. Se me ocurrió publicar en mi blog un texto sobre este tema que escribiera mi prima Mónica, allá por el año 2000.

Los dejo con mi prima. Después, más abajo, seguimos.

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Querido Dios:

Vos sabés que yo no te escribo por pavadas porque me imagino lo que debe ser manejar la Casa Central y el Estresazo Celestial que debés tener a esta altura del año. Pero con Papá Noel no quiero saber más nada porque nunca me cumple... Me pasé tres años pidiéndole la dirección hidráulica y el tipo meta remeras. Bueno, lo que yo necesitaría es… que sea 6 de enero. ¡Ya!

No te preocupes. Lo tengo todo pensado: esta noche, cuando estén todos durmiendo, Vos acelerás un poco la rotación, la traslación y toda esa milonga, ¡y mañana nos levantamos y es Reyes! ¿Qué tul? Nuuuu, por los chinos no te preocupes, son tantos que ni se van a dar cuenta, además son budistas o algo así...

En serio, tenemos que saltearnos diciembre de alguna manera. Dejame que te explique.

Los humanos tenemos una tendencia a festejar los finales. Por ejemplo, el feriado de los héroes lo ponemos el día en que se murieron... “Paso a la inmortalidad”, le dicen, pero en realidad yo creo que nos encantan los finados. La gente empieza a ser buena, héroa, ídola o mita después de que firma para Chacarita).

Bue, en diciembre se juntan todos los finales (del ciclo lectivo, del año laboral, de la temporada y de la mar en coche) y todas las reuniones se amontonan entre el 1 (antes sería muy pronto) y el 23 (la semana del 24 al 31 se reserva para la familia), con lo cual esos veinte días son una maraca de eventos, muestras, fiestas, cenas, almuerzos, brindis y últimos capítulos, que una termina llevando a la nena disfrazada de unicornio dorado a la comida del Colegio de Escribanos, confundiéndola con el regalo para el amigo invisible.

¿Ah, no es para tanto? Escuchá: Lunes a la noche: cene, baile y diviértase con la muchachada del Archivo de Actuaciones Notariales, vuelva a las 5 de la mañana, duerma dos horas, levántese, tómese un Sertal, vístase de madre y póngale las lentejuelas a la péndex para la fiesta de fin de curso de 1º "A", cante el himno, saque fotos, emociónese, bese a la docente, salga a los piques a examinar un protocolo a San Vicente, vuelva con el maquillaje en su lugar para la entrega de medallas al mérito de los adolescentes conflictuados de 2º "B", cambie el rollo, saque fotos, cante el himno, salude al cura, salga rajando para el almuerzo anual de los Amigos del Folio, coma, ríase, diga algo interesante... Corra que no llega a cambiarse para el baile de los Protocolistas... ¡No, no se duerma!

¡No hay cuerpo que aguante! Si a eso Le sumás los cumpleaños inexcusables, los casamientos, las despedidas de solteros y los velorios (también… a ese ritmo, caen como moscas) y el que una viene derrapando desde octubre, yo te aviso que para el 2001 te quedás con una referencista menos. Amén.... ¡No, perá que no terminé! Amén de que Vos sabés, digo, que yo soy tan sociable como Aníbal Lecter, para no mencionar que cuando me figuro el 24 y el 31 propiamente dichos se me enroscan las tripas.

En fin, desapareceme diciembre, haceme la gauchada... Total, con el año de porquería que resultó el 2000, tanto cuete que tiramos... Ups, perdón...no quise ser desagradecida.

Ta bien... Si es mucho bolonqui lo de la rotación y los chinos, tengo una alternativa: el 14, que es la joda de los íntimos, me autoprovoco un coma etílico que me dure unos 20 días.

Pero, eso sí, acordate de despertarme… ¡que el 2001 es mi año!

Gracias a Vos.

Hosanna y fuera.

Escri (oveja descarriada, ermitaña e interpósita persona)

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Mi prima Mónica era –como puede deducirse- abogada. Pero escribía algunas cosas muy graciosas que firmaba con el seudónimo de “Escri”, y que mandaba por mail a sus amigos. Esos amigos se los mandaban a otros amigos y en una época se llegó a armar una mailing list, un Yahoo Group o algo así. No existían los blogs, claro.

De no haber muerto en el 2004, mi prima tendría un blog que le rompería bien el orto a muchos blogs que yo me sé; éste entre ellos.

Bueno, en fin. Que yo sea un malaonda con las fiestas no me impide respetar a quienes sí las disfrutan, las festejan y las celebran. De verdad.

Y como ya dije, es muy posible que los envidie un poco.

Feliz Navidad. De corazón.

ML