FACEBOOK

Más abajo (cuando uno escribe en un blog, lo que se escribe antes no está "más arriba", sino "más abajo"), junto a un comentario que hice sobre Google y otro sobre Mercado Libre, dije que más tarde iba a decir algo sobre Facebook. En realidad, cuando escribí eso -hace un par de horas- yo daba por sentado que todo el mundo tenía absolutamente en claro qué era Facebook y yo sólo tenía que hacerme el pistola haciendo un par de comentarios supuestamente mordaces sobre el tema.

Pero empecé a recibir comments sobre el post anterior -el de hace un par de horas, insisto- y al parecer hay un par de despistados que todavía no saben lo qué es el Facebook y me piden una explicación sobre el tema "para enterarse de qué la va", dice uno, y porque "no tengo ni la más puta idea de qué se trata, y me da paja", agrega otro... Ignorantes y vagos. No como yo, que la tengo clarísima... desde hace una semana.

Vamos a ver si me sale la explicación, pero antes dos aclaraciones:

1) A mí no me gusta explicar las cosas con términos técnicos, así que simplemente voy a intentar una exposición simpática de la cosa. Si usted quiere algo más técnico y correcto, vaya a Wikipedia, o a la página de Facebook, o a donde quiera. Pero no me vengan con correcciones de nerd.

2) Si usted ya sabe qué carajo es Facebook, si ya tiene más amigos que Roberto Carlos y si ya hasta ha creado sus propios grupos y sus "Facebook applications" y no quiere perder el tiempo leyendo mi amateur explicación, saltéese mi ponencia sobre el tema y siga leyendo más abajo, o váyase a leer blogs sobre pilates, o blogs sobre cosas de los ochenta cuyo único esfuerzo por parte del blogger es escribir: "¿Se acuerdan de los Playmobil? ¿Eh, se acuerdan?" y el único esfuerzo por parte de los comentaristas (los DOS comentaristas del blog) es poner: "¡Síiiiiiiiii! ¡Uhhhhhhhhh, qué looocooooooooo!" o "Sí, me acuerdo. ¿Y?".

INTRODUCCIÓN A FACEBOOK

Facebook es una "red social", definición que no sé qué carajo significa exactamente, pero tranquilos, tranquilos: vamos a intentar explicarlo mejor.

Y, para explicarlo mejor, vamos a usar ejemplos, mencionando todo (o gran parte) de lo que uno puede hacer en Facebook, etapa por etapa.

Uno descubre el Facebook porque lo leyó por ahí, porque alguien le pasó el dato, porque uno ya se navegó toda la Internet dos veces y "¡oia! ¡una página que no conocía!", en fin...

Para anotarse en el Facebook y acceder así a todos los beneficios de una red social, uno tiene que poner su nombre y su email. Esa parte es la más fácil; uno lo hace casi instantáneamente y sin darse cuenta una media docena de veces al día, y encima uno se pregunta por qué cada día hay en el mundo más y más gente que pretende girarnos a nuestra cuenta bancaria las fortunas de ex dictadores de países africanos, vendernos r3pl1ca5 de r3loj3s R01ex, o que están muy preocupados por el tamaño de ciertas partes de nuestro cuerpo y pretenden expandirlas en unas pulgadas extra.

Entonces uno ya tiene su cuenta creada, pero hay que empezar a alimentar nuestro "perfil". Uno empieza poniendo su país de residencia, su ciudad, y la máquina te pregunta por la escuela donde estudiaste (y tienen como chiquicientas mil opciones precargadas, y si tu colegio no está en esa lista y lo tenés que escribir, a partir de ese momento se suma a las opciones precargadas), tus gustos musicales, etcétera. Entonces uno pone que estudió en el Colegio de la Orden de Adoradores de la Santa Paja del Pesebre de Nuestro Señor, y que es fan del grupo Los Caú Caú. Ya tenemos un "perfil". Pobre, incompleto, pero ya tenemos nuestro perfil.

Y acá es donde empieza a construirse la "red social". Porque, por un lado, el sistema del Facebook empieza a sugerirte cosas como: "Hacé click aquí para ver a tooooodos los que estudiaron en el Colegio de la Orden de Adoradores de la Santa Paja del Pesebre de Nuestro Señor", o "Hacé click aquí para ver a toooooooooooooooodos los fans de Los Caú Caú". Vos hacés click en el link de los que estudiaron en tu colegio y te aparece una lista de 900.000 boludos. No conocés a nadie. Vas por la página 24 de 276 hasta que encontrás un pibe que remotamente te suena, ponele Mariano Ezequiel Capellettini, y sí, debe ser ése... El más boludo de la promoción 1990. Y el Facebook va y te sugiere: "Agregar como amigo". ¡Ni en pedo! No lo veo desde hace 18 años... Y si antes de esos 18 años lo he visto todos los días durante 3 años, ni lo registré, ¿no acabo de decir que era el boludo del curso?

Pero si somos tan cínicos y ásperos, el chiste se acaba aquí mismo. Así que supongamos (su-pon-ga-mos) que uno encuentra a un amigo copado, del que había perdido el rastro. Y uno hace click en "Agregar como amigo". Listo. Ya tenés "1 amigo" en tu red social. Y ahí se empieza a armar el despiporre.

Porque una vez que tenés un amigo, uno puede hacer varias cosas, como ver los amigos de tu amigo ("oia, mirá... Fulanito tiene como amigo a Menganito, que también fue compañero mío"), ver los gustos musicales, literarios, cinematográficos y televisivos de tu amigo ("nota mental: ampliar un poco MI propio perfil, porque con eso de los Caú Caú no vamos a avanzar mucho"), los GRUPOS a los que tu amigo pertenece, las CAUSAS a las que tu amigo adhiere, las FOTOS de tu amigo, los VIDEOS de tu amigo, en fin...

Lo de las fotos y los videos es fácil. Uno puede subir fotos y videos como a cualquier página. Pero también uno puede crear GRUPOS. Los grupos son así. Ya por haber dicho que te gustan Los Caú Caú pertenecés de alguna forma al grupo de fans de los Caú Cau, y cuando algún desconocido busca "Los Caú Caú" da con tu nombre y va a querer "agregarte como amigo". Pero uno también puede crear su propio grupo, ponele, "Lectores del blog de Podeti" o "Los Salieris de...", perdón, no dije nada. Entonces uno sale a "reclutar" miembros para su nuevo grupo, y le envía una invitación a unirse al grupo a toooooodos sus amigos. Algunos pican, otros no. Y así se va armando la “red social”.

Las CAUSAS funcionan de manera similar a los grupos, pero se suponen que tienen algún espíritu militante. No es lo mismo decir: "Yo soy fan de Bon Jovi" que decir: "Yo adhiero a la causa 'Solidaridad con Brian'", o "Yo adhiero a la causa 'Derek Zoolander Center For Kids Who Can't Read Good and Wanna To Learn to Do Other Stuff Good Too'. Las causas tienen mucho más de compromiso, de identificación con un ideal.

Mientras uno va comprendiendo todo esto (la diferencia entre “grupo” y “causa” o “¿para qué mierda me metí yo en todo esto con todo lo que tengo que hacer?”), resulta que la cosa no termina ahí. No, señor. Acaba de empezar.

Porque mientras uno está estudiando el perfil de su –hasta por ahora- único amigo, hay gente que lo está buscando a uno. Así es. Porque Facebook tiene como 60 mil trillones de usuarios (bueno, no lo sé exactamente, pero todos los números en Internet son así; superiores a la cantidad de habitantes del planeta). Y nunca falta uno que busca tu nombre. Porque estudió en tu colegio, porque laburó con vos, porque le debés plata, por lo que sea, pero alguno siempre te encuentra. Y te “agrega como amigo”. Y vos apretás mal un botón y resulta que lo aceptás, pese a que no tenés ni la más puta idea de quién es, pero ya es tarde. Ya los amigos de tu nuevo amigo pueden ver tu perfil, y por lo tanto ven tus gustos, y ahí descubren que sos “¿fan de los Caú Caú? ¡venga ese abrazo!” y te agregan como amigo.

Y ya es tarde. Cuando te querés dar cuenta tenés como amigo a gente de los países más remotos, con nombres que requieren caracteres especiales para escribirlos, a los que no conociste en tu puta vida, pero que ALGO tienen en común con vos. O son miembros de la causa “Solidaridad con Brian”, o son fan de los Caú (no tienen ustedes idea de lo universalmente conocidos que han sido estos muchachos), pero eso ya los hace tus amigos de toda la vida. O eso es lo que ellos creen, pero a es tarde. Tenés una nueva red social y hacete cargo.

Un día te llega un mail que dice: “tu amigo Ibrahim Al Mbarumawala te mandó una botella de Glenlivet 12 años”. Vos largás la computadora a la mierda y bajás corriendo por la escalera para encarar al portero de tu edificio, “qué te hacés el boludo, te encanutaste una botella de whisky que me mandaron, dale, daaaaaale, no te hagás el gil, vamos, entregando…”. Ante la sincera ignorancia del portero, volvés a tu computadora para recabar más datos (el número de tracking de FedEx, o algo así) y te desayunás que no, que no es que te mandaron una botella de whisky por correo. No. Te mandaron un Glenlivet “virtual”, un “gift”. Por Facebook. Es una “application” del Facebook. Porque uno puede crear sus propias “applications” en el Facebook. Yo, por poner un ejemplo, puedo crear la “application” “Send Glenlivet”: aprieto unos botones, subo una fotito de una botella de Glenlivet y puedo mandarle –virtual y gratuitamente- una botella de Glenlivet a mis “amigos”. Ahhhhh. Entonces yo te mando un Glenlivet a vos, vos lo aceptás, y en tu perfil del Facebook aparece, todo muy iconográfico y colorido, una botellita de Glenlivet entre tus regalos recibidos, con la leyenda “enviado por Marcelo Lacanna”.

Básicamente uno puede mandarle cualquier cosa a cualquier persona. Uno puede enviar bebidas, discos, canciones, películas, abrazos, besos, murra, sexo oral, winipús, libros, toques (es una mala traducción del “buzz” del MSN, una especie de “hey, despertate”, pero no estoy muy seguro; un amigo –muy heterosexual él- me mandó un “toque” –muy heterosexual yo-, y por las dudas no lo acepté ), zapatillas, sushi, panchos, mimos, guiños de ojo, coladas de dedos, reiki, karma, invitaciones a responder trivias (preguntas y respuestas) sobre el tema que se te cante, bendiciones papales, apapach… no dije nada.

Decidí hacer una breve investigación entre mis amigos más cercanos acerca de la verdadera utilidad del Facebook. Habré interrogado a unos diez de ellos. Uno me explicó muy seriamente que “el Facebook es una herramienta del tercer milenio que permite que la gente, alienada y estresada por las circunstancias del mundo moderno, pueda ampliar su red social e interactuar con sus pares, allende las fronteras, las diferencias culturales, económicas y sociales, y fomenta el interconocimiento entre personas que si bien se desconocían, comparten gustos y afinidades en común”. Los otros nueve me contestaron: “básicamente es para garchar”.

MI EXPERIENCIA CON EL FACEBOOK

La cosa es así. Hace un tiempito abrí una cuenta de Facebook. Hasta enconces yo no tenía la menor idea acerca de qué era eso, pero un cliente tenía que probar no sé qué cosa porque quería armar una "red social". Insisto en que yo no tenía la menor idea al respecto, así que abrí una cuenta. Puse mi nombre, mi email, mis teléfonos, qué se yo... toda la bola... Hice las pruebas del caso con el cliente y me olvidé del tema.

Al poco tiempo empecé a recibir unos mails raros, onda: "Fulanito quiere ser tu amigo". Lo consideré spam y a otra cosa, mariposa. Al tiempo me llega un mail de un amigo (de un amigo de carne y hueso, quiero decir): "Eh, botón, habilitame en el Facebook". Y yo que seguía sin la más puta idea sobre el tema. Y ahí –teléfono mediante- ese amigo me explicó lo básico acerca del Facebook. No entendí mucho, pero empecé a habilitar a gente que yo conocía (digo, que conocía personalmente). La verdad sea dicha, no le di mucha bola al tema. Me llegaban mails del tipo: "Fulanito quiere que te adhieras a la causa de Solidaridad con Brian", o "Menganita te regala un oso panda virtual". La verdad es que al día de hoy no logro (ni yo, ni mi Outlook) diferenciar entre los mensajes enviados por mis amigos, los spams de "enlarge your penis", y las invitaciones del Facebook así que mucha bola no le he dado al tema.

Así que -ignorando los pedidos de amistad de perfectos desconocidos y aceptando los pedidos de la gente que sí conozco- se me armó "una red". Al pedo como bocina de avión, porque esos amigos de Facebook eran los amigos "de teléfono" o los amigos "de cenar los jueves", asi que mirá si iba yo a tener la necesidad de poner a Bon Jovi entre mis gustos musicales.

Pero me invitaron a jugar un trivia ("preguntas y respuestas", bah) sobre House M.D., y ahí me enganché. Después encontré no sé que quizz sobre The West Wing. Ahí me embobé.

En eso me aparece un pedido de amistad de una señorita, identificándose como lectora de mi blog (vamos a ocultar su identidad por cuestiones éticas).

Apa. Dilema.

¿La conozco? No, no la conozco, técnicamente hablando. Pero es lectora y comentarista de mi coso, entonces sí la conozco. Dudo... Me fijo en su "perfil" (su página de Facebook) y al ver de quién se trataba y más precisamente al ver algunas de sus fotos decido "agregarla como amiga", mientras buscaba los links de "agregar como prioridad en caso de aterrizaje forzoso en isla desierta", "agregar a la lista de regalos para los Reyes Magos" y "agregar a ella y eliminar a todos los demás, no necesito más amigos en mi vida".

La cuestión fue que la muchacha ésta se me apareció en un chat (un chat que aparentemente viene incluido en el Facebook) y con abnegada paciencia se dedicó a explicarme un poco más sobre la cosa ésta. Ahí aprendí sobre las "applications", los "gifts", los "groups", las "causes", etcétera.

No sé qué mierda toqué y se me voló el chat a la mierda. No tengo más chat.

Después aparecieron más “amigos-que-yo-conocía” y más "amigos-que-yo-no-conocía", pero que han tenido la delicadeza de identificarse como "yo soy Fulano, del blog", y los acepté.

Y ahora tengo una red, pero también tengo un quilombo ético, moral, técnico y tecnológico. Así que antes de que la cosa se ponga peluda, vamos a aclarar un poco los tantos, para que nadie se sienta ofendido, para que no se generen malos entendidos, para evitar que yo me vaya a las manos con ciertos amigos “de-la-vida-real” con cierta moral light, y esas cosas:

1) No tengo muy en claro el funcionamiento de la cosa ésta. Soy un "newbie" (término específicamente techie) o un "pelotudo" (término más ilustrativo). Que nadie se sienta ofendido si aprieto en el link equivocado, tipo: "agregar a la lista de enemigos", o algo así. (Lo de "agregar a la lista de enemigos" es una genialidad de mi amigo Demian Aiello).

2) La opción “default” del Facebook es que te llega un mail cada vez que alguien en Facebook se tira un pedo. “Fulanito quiere agregarte como amigo”, “Menganito te mandó un winipú”, “Zutanito te invitó a un trivia sobre Los Caú Cau”. Yo deshabilité todo eso. Sólo me entero de las invitaciones, los regalos, los golpes, los reclamos, si y sólo si entro a mi página de Facebook. Y no entro veinte veces por día, y hay días en que no entro. Así que nadie se considere ofendido si no acepto su amistad, o si no acepto unirme a su causa, o si no acepto su Johnnie Walker Green Label a los diez minutos de habérmelo enviado.

3) Los lectores del blog son especialmente bienvenidos, pero tengan a bien identificarse. Cuando uno manda un “pedido de amistad”; es decir, cuando uno pone “agregarme como amigo”, aparece un mensaje default que dice: “José Lapendorcha quiere agregarte como amigo; para aceptarlo haz click…”, pero también está la opción de agregar un mensaje personalizado. Ahí uno puede poner: “Soy Tequesta, del blog”. Ahí, todo bien. Si no, a la bosta.

4) Los amigos de mis amigos NO son mis amigos y mis amigos NO son amigos de los amigos de mis amigos, y mis amigos no son NECESARIAMENTE amigos de mis otros amigos. Tal vez esta aclaración suene extraña, pero tengo que ponerla por escrito luego de haber gastado horas al teléfono explicándole a algunos amigos míos que no me parece bien que anden relojeando MI lista de amigos intentando “agregar como amiga” a cuantas de MIS amigas se les antoje interesantes. Yo entiendo que algunas de mis flamantes amigas (del blog, de lo que sea) ostentan fotografías que harían que hasta el mismísimo Don Corleone se tomara un poco más light eso de los códigos diciendo “bueno, muchachos, tampoco hay que ser tan estrictos”, mientras intenta “agregar como amiga” a alguno de mis “contactos Facebook”, pero no jodan.

5) Yo siempre he pedido que no me convirtieran el blog en un pelotero. Claro está que si han podido hacer todo lo que han podido hacer con herramientas “text-only”, con todo esto que les cuento aquí de regalitos virtuales y apapacho virtual, el Facebook bien podría convertirse fácilmente en un arenero de plaza. Está todo bien. Pero apelo a vuestro juicio (?). Si todo va bien, ÉSTE PUEDE SER EL ARENERO DEL BLOG. Pero si mis amigos extra-blog (Y USTEDES SABEN A QUIÉNES ME REFIERO, SÍ, VOS, VOS Y VOS) me vienen a llenar el arenero de cagadas de perro, me abro un grupo Salieri, y se quedan afuera. Chiva chiva.

6) Al que le enseñe a entrar al Facebook a mi vieja, lo baneo de por vida del Facebook, del blog, y de la vida en este mundo, si tal cosa estuviere a mi alcance. Y además cierro el Facebook. No digo esto por pudor; ya han visto que en post anterior he deslizado la frase “vieja petera” y ni se mosqueó. Es porque mi vieja va a querer –sinceramente- hacerme miembro de la causa “Solidaridad con Brian” EN SERIO. Igual, para eso va a tener que abrir una cuenta de email distinta, y es incapaz de ello. Lo aclaro porque ya me dijo: “me dijeron que abriste otro blog”. Le dije: “No sé de qué me hablás”, y ahí se terminó el tema.

7) El blog y el Facebook son, por el momento, dos mundos diferentes. Si alguien tiene algo que decir en el blog (“Tu comentario sobre el viaje en el tiempo para ver un recital de Bon Jovi da vergüenza ajena”), que lo diga en el blog. Si alguien tiene que comentar algo sobre el Facebook (mandar un Glenlivet virtual o un mimo virtual), que lo haga en el Facebook. Dicho de otra manera y en lenguaje de quienes entienden de códigos: lo que pasa en el blog, queda en el blog; lo que pasa en el Facebook, queda en el Facebook.

Ma’ sí. Qué se yó. Acabo de releer todo esto y ya sé que habrá sido hablar al pedo…

En fin.