MÁS POLICIALES: Secuestro virtual y desafío a la creatividad de los comentaristas

Si ya dijimos varias veces que el año pasado mi vida se asemejó a una temporada de House M.D., claramente para este año mi representante me aseguró un papelito en 24 o en Prison Break.

Anoche no dormí bien. Hace unas cuantas noches que no duermo bien. Tengo trabajo atrasado, tengo trabajo perdido, tengo la casa todavía medio patas para arriba, tengo un montón de cosas que ya no tengo y tengo insomnio. Nada lo suficientemente grave por sí mismo; pero todo suma, específicamente a la altura de las pelotas, tirándolas hacia abajo.

Hoy me desperté… A las 3… Después a las 4:30… Después a las 6… Después a las 7… Me levantaba. Me volvía a acostar.

A las ocho de la mañana sonó el teléfono. Era un tipo hablando raro.

-Sí, ¿con el 555-5555¹?
-Sí.
-Mire, lo llamamos de la comisaría mrsbndbrsdiuna…
-Ajá.
-[silencio]
-Sí, ¿y?
-Que lo llamamos de la comisaría brstrnbrntrés…
-Ajá, ¿y?
-Bueno, mire… [silencio]… resulta que acá en brsbrsndrbsnenga y sarabandangasna hubo un… [incomprensible] en ocasión de robo… [silencio]
-…
-¿Me escucha?
-Sí.
-Bueno, hubo un… saranbandabrsbrsbrbroteo y [silencio]… Y hay siete personas heridas… [silencio] Muy graves… [incomprensible]…
-Ajá –decía yo, temblando de furia. Me temblaban las piernas. De furia. Quería putear pero no me salía. Como cuando te enojás tanto que no podés ni putear y te sale como un tartamudeo.
-Bueno y una de estas personas que estaba muy [incomprensible]… llegó a mencionar este teléfono [silencio]. ¿Me escucha?
-…
-¿Usted tiene idea de quién puede ser esta persona?

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Según me consta, este truquito ya lo conoce hasta el más pelotudo de… Bueno, sin ir más lejos, lo conocía hasta yo. Pero como siempre hay uno más boludo que uno, o porque también tenemos lectores en el exterior del país, vamos a explicar de qué se trata esto de los “secuestros virtuales”.

Te llaman al voleo. Desde la cárcel, generalmente. Bien tarde o bien temprano, como para agarrarte medio corto de RAM. Te dicen que hubo un accidente / tiroteo / ataque terrorista / desastre natural / las Salieris de Lacanna decidieron ir juntas de shopping a comprar corpiños, no sé… Te dicen que el herido en cuestión (o uno de ellos) dijo tu número de teléfono, o lo escribió en el piso con su dedo embebido en sangre, no sé.

Y te preguntan quién podría ser. No te dicen ni el sexo, ni la edad, ni dónde, ni nada. A veces directamente te preguntan si falta alguien en la casa.

Hay altas posibilidades de que alguna vieja chota caiga y exclame: "¡La Porota! ¡Le pasó algo a la Porota!" o "¡Mi hijo Sergio!" o "¡El Jorge!".

Y ahí te dicen que chito, que en realidad se trata de una banda de secuestradores profesionales que tienen secuestrados a –precisamente- a la Porota, a tu hijo Sergio o a Jorge, tu marido. Y ahí entrás en pánico y ahí viene lo del pedido de rescate, que suele ser que tengas que ir al quiosco a comprar unas tarjetas telefónicas de mierda y las tengas que raspar y pasarle los números al secuestrador, o hacen boleta a la Porota (o al Sergio, o al Jorge). Y que no le digas al quiosquero ni a nadie, porque te están vigilando y bla bla bla.


Por supuesto, la Porota, el Sergio y el Jorge están lo más bien. Pero para cuando la víctima (la vieja que compró las tarjetas telefónicas) se percata de esto, ya es tarde.

De todo esto me acordaba yo esta mañana, cuando desde la comisaría mrsbndbrsdiuna (o la brstrnbrntrés, el mismo Oficial Rabuffetti no lo tenía muy en claro, parece) me estaban informando que había sucedido una tragedia y que una de las víctimas había alcanzado a decir mi número de teléfono antes de perder la consciencia.

Y hace poco más de una semana que a mí se me habían metido en mi casa a punta de pistola, me habían golpeado, me habían atado y me habían afanado hasta los perfumes.

-¿Me escucha?
-…
-¿Usted tiene idea de quién puede ser esta persona?
-L-la puta que te pa-parió- dije, casi tartamudeando, y corté. Estaba temblando de la bronca.

Porque sí, uno es muy piola y tiene un blog que leen chicas pechugonas, sí. Hasta es posible que uno sea un tipo ingenioso, de retruque fácil, de ésos que en una cena con amigos te improvisan un chiste con cualquier cosa.

Pero en ese momento no me salió ninguno.

Claro. Más relajadito y contándole la anécdota a los amigos, somos todos vivos.

“¿Así que dijo mi número de teléfono antes de desvanecerse? Mmh… ¡Ya sé quién puede ser! ¡Debe ser tu madre, hijo de nueve mil putas, porque le gusta tanto que me la garche que me llama hasta en sueños!”.

O tu hermana.

Es más… Miren lo que les digo. Denles veinte minutos una horita, y los más creativos alevosos de los comentaristas de este blog van a sugerir una docena de respuestas a la pregunta “¿Usted tiene idea de quién puede ser esta persona?”, respuestas que van a hacer desmayar de la vergüenza al más bravo.

Mamá, señoras ex suegras, señorita Graciela², gente a la que no les gusten las malas palabras o las metáforas demasiado subidas de tono, esta vez absténganse de leer los comments.

The rest of you, make me proud.


¹ No, mi teléfono no es el 555-5555. Nnnno, tampoco el 555-5555¹.
² Ahora también me lee el blog mi maestra de sexto grado. Posta.