GRACIAS POR EL ROBO

Cuando todo parecía indicar que había empezado el año para el mismísimo carajo, resulta que me vengo a dar cuenta de que el choreo del que fuera víctima hace unos días tuvo su lado positivo.

Bueno, salvo el detalle del platal que me afanaron y de los golpes, claro.

Pero tuvo su lado positivo. Posta.

El hecho de que todo el contenido de los placares haya sido apilado en el piso me sirvió para hacerme ver la cantidad de mierda que había acumulado en los últimos años. Tiré más de la mitad de mi ropa; ropa que no usaba y que no pensaba usar por el resto de mi vida, pero que seguía allí (acá seguramente mi hermano va a dejar un comment diciendo "eso no era ropa, Marcelo, dejate de joder", pero en fin).

Todo la ropa que me quedó es ropa que me gusta. Y todo el resto ahora está siendo usado por alguien que lo necesitaba (porque para usar esa ropa tenés que NECESITARLA, créanme).

Tiré más de la mitad de las porquerías que tenía dando vueltas por la casa. Yo no sé en qué estaba pensando cuando permití que se me acumularan cinco (5) hornitos para aceititos de aromaterapia. ¿Cuándo iba yo a necesitar tener cinco (5) hornitos prendidos al mismo tiempo en un departamento de dos ambientes? A la mierda cuatro hornitos. Y nada de "che, ¿alguien quiere un hornito de aromaterapia?". No. A la mierda.

Volaron también discos de promoción que no iba a escuchar en mi vida, CDs viejos, revistas que no leo, adornitos horribles regalados por el enemigo, cables al pedo, cosas de computación que quedaron obsoletas en 1985. Tenía -se los juro por mi vieja- un reproductor de MP3 de 64 megas y una unidad de discos Iomega Zip con puerto paralelo y una caja llena de discos Zip. A la mierda con todo eso.

Básicamente, todo lo que no valiera la pena devolver a su lugar, lo tiré.

Oficialmente, no tengo más celular. Odio la telefonía celular. Me hincha soberanamente las pelotas la obligación de "estar permanentemente disponible" para el que quiera llamarte. Detesto los SMSs. Ahora no tengo más celular, mirá que piola. No pienso comprarme uno. Tengo, sí, un telefonito Nokia del año del jopo, al que le puse el chip que me repusieron y funciona. Pero lo voy a usar cuando yo quiera. No pienso llevarlo encima todo el tiempo. Lo prenderé cuando necesite estar ubicable. Si no, no.

Escribir un mensajito en este teléfono no es difícil; es prácticamente imposible. Así que -mirá vos qué bárbaro- no tengo que responder nunca más a un SMS cuya respuesta implique algo más que un "sí", "no" u "ok". ¿No te respondí tu mensajito? Uy, perdoname pero no pude; mirá el teléfono que tengo.

Y el temita del robo me sirvió para una cosa más. Una cosa no menor.

Me confirmó que hay gente que me quiere. Y que me quiere mucho. Y bien.

Gente que, técnicamente, no me "conoce" más que por las huevadas que uno escribe en este coso.

Y que, repito, me quiere.

Intentar explicar lo sensacionalmente bien que se siente eso no es humanamente posible. No, al menos, para mí.

Róbenme todas las veces que quieran, muchachos. Les dejo la llave debajo del felpudo de Welcome, si quieren.

No saben lo bien que se siente después.

Gracias por todo. A todos. A los chorros y a cada uno de los que me quieren y que me lo hacen saber.

Queda oficialmente inaugurado el año 2009.

Y puede afirmarse que empezó fenómeno.

Hablo en serio.

Buenas noches.

Como recomendación de fin de semana, miren cómo canta esta chica. Se llama Fiorella Lombardo, escribe sus propios temas y además hace covers de Amy Winehouse, Bonnie Tyler, Joss Stone, Alannah Myles y otras minas que cantan bien (porque tributos a Sabina, a Calamaro o a Arjona hacemos todos; lo verdaderamente guapo es hacer covers de gente que cante bien-bien). Y además es lindísima.