Cuñadas, empanadas y videoclubes

Una de las cosas que más me gustan de mi personalidad es mi asombrosa capacidad de asimilación y aceptación de las decepciones menores, pero como frase para empezar un post me parece de lo más choto que yo haya escrito en casi veinte años, así que vamos a darle una vuelta para mejorarla un poco.

Lo que quiero decir es que yo no te devuelvo un plato en un restorán por más que no esté a la altura de las expectativas ni mucho menos del precio; que si el laverap de la esquina me devuelve una media menos ni la reclamo, y que yo al peluquero siempre le digo que sí, que así nomás está fenómeno, ¿cuánto es?, en vez de hacerlo volar como un globo aerostático haciendo uso del secador de pelo y de la gran elasticidad del intestino grueso humano.

Y, en cambio, me pone muy nervioso la gente que ante un servicio inferior al óptimo, ante una equivocación perdonable, o ante minucia a la que yo respondería seguramente con un: “y bué, tabién”, reacciona como si hubiera sido elegida para hacer de paciente en el examen de Tacto Rectal I en la carrera de Medicina, con treinta y dos alumnos nerviosos.

Como mi cuñada, sin ir más lejos.

Supongamos que estamos en lo de mi hermano y decidimos pedir empanadas por teléfono: Cuatro de carne suave, cuatro de carne cortada a cuchillo, dos de jamón y queso, dos de humit… ¿Ah, no? Bueno, a ver esperame… Che, acá me dicen que de humita no tienen así que elijan otro gusto… Bueno, te sigo diciendo mientras cambiamos las de humita… Agregá… tres de roquefort, tres de verdura con salsa blanca y… ¿Ya eligieron, ustedes? ¡No, de humita no hay, pelotudo! Te dije que eligieran otro gusto… Sí, sí, ya va, disculpame… Acá me están diciendo… ¿Sí? ¿Carne picante? ¿De carne picante, querés? ¡Si sabés que el picante te cae como el orto! ¿Para qué pedís…? ¡Tabién! ¿Querés de carne picante? ¡Y agregame dos de carne picante! ¡Pero BIEN picante, así este pelotudo aprende!

Llegan las empanadas y mi cuñada abre la caja, ya buscando roña. Y una de dos: o tiene visión de rayos X o es la única persona en el mundo capaz de reconocer una empanada según el Código Internacional de Identificación de Empanadas Mirando la Empanada (CIIEME, La Haya, 2006), ése según el cual si la empanada tiene 3 pinchacitos de tenedor es de carne cortada a cuchillo y si tiene cuatro pinchacitos es de tutti frutti.

Cuatro segundos después, grita: “¡Ja! ¡Está mal! ¡Se equivocaron! ¡Mandaron una menos de carne suave y una más de roquefort! ¡Yo los llamo y me las hago mandar de nuevo!”

-Fernanda, dejate de joder, yo me como cualquier cosa, tengo un hambre…-digo yo, manoteando una empanada de cualquier cosa (posiblemente tutti frutti), mientras busco con la mirada la complicidad de mi hermano, quien nerviosamente me hace “nonononono” moviendo el dedo índice de su mano derecha y usando su otra mano para agarrar mi empanada de tutti frutti para devolverla a la caja.

Mi cuñada llama de nuevo y exige hablar con quien la atendió, pero en una cadena de empanaderías de Buenos Aires tratar de dar con el mismo empanadamárketer es difícil. Entonces pide hablar con el supervisor, confundiendo El Noble Repulgue o Sólo Empanadas con United Airlines. Le dicen que no existe tal figura, que son una estructura más bien horizontal. Mi cuñada no entiende, así que, peor. Insiste. Un empanadamárketer se hace pasar por supervisor (seguramente porque los compañeros le dicen: “dale, boludo, es la loca de siempre, vamos a reírnos un poco”). El “supervisor” le pide disculpas. Mi cuñada no se conforma y exige algo imposible, como que le manden un delivery sólo por la empanada de carne que falta pero aclara que la empanada de roquefort de más se la queda en concepto de compensación indemnizatoria.
Generalmente, todo termina con un ataque de furia de mi cuñada, un intercambio de puteadas con todo el staff de la casa de empanadas, desde el Consejo de Accionistas hasta las empanadas bailarinas de los semáforos, mi hermano sabiendo que esa noche no la pone y yo comiéndome una empanada fría de vaya uno a saber qué.

Cuando voy a comer a lo de mi hermano y decidimos pedir comida por teléfono, yo agarro la guía telefónica e intento convencerlos de pedir en algún lugar donde NUNCA hayamos pedido antes desde ese teléfono y desde esa dirección. Todos sabemos los que hacen las casas de comida delivery con los clientes complicados: buscan al empleado que haya tenido problemas de catarro durante esa semana.

El otro día fui a comer a lo de mi hermano. “¿Pedimos empanadas?”, “No, no se pongan en gastos, dejen… Yo cocino algo… O mejor… ayunemos. ¡Eso! ¡Ayunemos! Es bueno para el cuerpo y el espíritu. O no, miren, me tengo que ir…”, “No, dale, quedate y pedimos empanadas”.
Y vino una empanada incorrecta, la puta madre que me parió a mí, al Noble Repulgue y a Sólo Empanadas.

El otro día mi cuñada me dijo que se iba a cambiar de videoclub porque el encargado del videoclub era un pelotudo y que le recomendaba todas películas de mierda.

(Yo creí entender que el muchacho del videoclub era un poco tonto y, ponele, le daba un DVD por otro, pero no).

-¿Perdon?
-¡Es un pelotudo! ¡Me recomienda todas películas de mierda! ¡Yo le pido una película buena y este tarado me da cualquier porquería y…!
-¿Y por qué seguís alquilando las películas que te recomienda? ¿Por qué seguís pidiéndole que te recomiende películas? ¿Por qué no le pedís recomendaciones a OTRA gente? ¿Por qué no te fijás en www.imdb.com? ¿Por qué no le preguntás a Catalina Dlugui? ¿Pero, por Dios, cómo te vas a cambiar de videoclub por eso?

-¡No! ¡Me voy a cambiar de videoclub! ¡Es un pelotudo!

NOTA 1: Por motivos que ahora no vienen al caso pero que como experiencia bastan y sobran, este humilde blog cumple en informar que tooooooooodo lo que se dice en este blog es tooooooooooooodo producto de la enfermiza imaginación de quien esto escribe, toooooooooodo; incluso toooooooooodos los posts anteriores, incluyendo también tooooooooooooooodos los posts correspondientes a Rompiendo Huevos, tooooooooooooooodo es una gran mentira, guiño guiño. Mi cuñada es un ser maravilloso con una personalidad encantadora y un don de gentes proverbial. Además es muy linda. Es igual a “13” de House M.D. (y acá no hay ningún guiño guiño, pero amainen los ánimos porque mi hermano es de pocas pulgas).

NOTA 2: Este post se me ocurrió de la nada (porque es producto de mi más enfermiza imaginación; ver Nota 1) después de haber leído este post de esta chica, lectora de este coso, que escribe que es una delicia y que tiene un blog que –lo he comentado ya con algunos de ustedes- es de una elegancia de lo más elegante.