Bueno, a ver. Este post es ambicioso y largo, así que si están en uno de esos días en los que mucho no les da, mejor dejen acá y vayan a visitar algún blog de esos en los que se escribe con muchas letras K, y dicen “weeeno” y “cuack”.
En un mismo post vamos a intentar el análisis de un fenómeno de mass media que me llamó la atención, vamos a acuñar un nuevo término para nombrarlo, vamos a tirarles
una idea a Blogger, Wordpress o Typepad (sugerencia que seguramente nos hará millonarios; bueno, a mí), y vamos a recomendar un sitio pulenta pulenta.
Para empezar, necesito que nos ubiquemos en el tiempo antes de la Internet. ¿Ta? Bueno. Supongamos que en esa época uno descubría por casualidad una revista que resultaba ser buena, ponele la MAD, la The Economist, la que sea. Si uno se interesaba en la revista, la única posibilidad que tenía era empezar a seguirla pero
HACIA ADELANTE, leyendo los números siguientes.
Acceder a las ediciones pasadas era por lo menos engorroso –bibliotecas, el archivo de la editorial en cuestión- o caro –comprar números atrasados al precio de tapa actual-.
Entonces quedamos en que ANTES de la Internet y salvo rarísimas excepciones, por mucho que a uno le gustara una publicación, sólo se podía seguirla hacia adelante.
Ahora, con la Internet, no sólo es posible leer casi casi cualquier cosa publicada de diez años para acá. Es más, en algunos casos resulta casi imposible no hacerlo. Es irresistible. Si me gusta The Economist, ¿cómo ignorar la necesidad de leer los artículos que fueron publicados en determinados momentos? Si me gusta la MAD, ¿cómo resistirse al deseo de leer la sátira MAD de Rocky IV, Rambo II, Top Gun? (Bueno, en el caso de la MAD el archivo no está en Internet, pero está en CD-ROM, lo que es más o menos lo mismo; no sé si se capta la sutileza… ¡cof! ¡cof! ¡trrnt!).
¿Se entiende a lo que voy? No es un fenómeno menor. Cuando se habla de la avalancha de información, de que ahora hay mucho para leer, de que cuando antes uno sólo tenía a dos o tres diarios locales y que ahora cualquier pelagatos puede desayunar leyendo un diario australiano o el Ole polaco, cuando se habla de todo eso hay que sumar esto: “y además, uno puede leer todo eso HACIA ATRÁS.”
“Lectura retroactiva”, le puse. Si nadie se opone –o si a nadie se le ocurrió antes- me reservo para mí la acuñación de este nuevo concepto. “Retroactive reading”, en inglés, que queda repiola.
A partir de este momento, cuando se escriba alguna tesis, algún ensayo o lo que sea donde se hable de este fascinante fenómeno, deberá ponerse: “Lectura retroactiva, término acuñado por el prominente pensador argentino Marcelo Lacanna, allá por el año 2007”. Y con link a este coso, por favor.
Ahora bien. Donde más se manifiesta este fenómeno… Perdón, hablemos con propiedad. Donde más se manifiesta la lectura retroactiva es en los blogs.
Uno descubre un blog porque se lo recomienda alguien, o porque lo encontró por ahí, o lo que sea, y lo más probable es que se aterrice en el último post, es decir el más reciente. Uno lee ese post, considera que está bueno y piensa: “pucha, voy a leer más, ¿a ver?”.
Y ahí se empieza a encarajinar la cosa. Leer un blog para atrás es complicado. Enseguida uno descubre un post que refiere a uno anterior, busca ese post anterior y se pierde. O bien uno quiere ir al comienzo mismo del blog, al primer post, para empezar de ahí y seguir leyendo para adelante, pero también es jodido. Algunos blogs no tienen archivo ordenadito, y uno se puede pasar 45 minutos haciendo click en “previous posts”, “previous posts”, “previous posts”, “previous posts”…
Imprimir un blog es imposible. A mí me gusta imprimir el blog de Scott Adams para llevármelo a la cama (al blog, no a Scott Adams, no sean boludos), y es un quilombo: imprimo varias hojas, las ordeno (porque la impresora las escupió en orden inverso), sólo para después empezar a leer… de atrás para adelante. Un post empieza en una hoja y termina en… ¿la siguiente? ¿la anterior? No sé, me perdí, la puta que lo parió, y tengo que tirar las hojas a la mierda e irme hasta la computadora para seguir leyendo.
Entonces aquí va mi sugerencia, mi idea, para Blogger, Cosospot, o como se llamen las fábricas de blogs esas: quiero una función, un botonito, un menú, algo, que me ordene los blogs como Dios manda. En un orden apto para la lectura retroactiva, si vamos a hablar bien. Yo llego a un blog, decido que me interesa como para leerlo retroactivamente y hago clic en el botón que dirá –por supuesto- “Retroactive Reading”, y chau picho: el blog se reordena automáticamente desde el primer post hasta el último, cronológicamente, donde “Next” es –efectivamente- lo que SIGUE, no lo anterior ni cosas raras. Si lo quiero imprimir, lo imprimo como un libro, sin drama, sin tener que andar haciendo malabarismos con las hojas.
Señores de Blogger, si les gusta la idea… y si quieren tener una atención conmigo, ningún problema: una gorrita con el logo, una chombita, un milloncito de dólares…
Bueno, listo. Se acabó. Uh, no… Cierto. La recomendación del sitio pulenta.
Blog que me gustó mucho, mucho, al punto tal de haberme pasado la noche haciendo lectura retroactiva y que inspiró la idea de este post, es éste. Un capo el pibe.
Ahora sí, chau.
2 comentarios:
Y que esperàs para implementarlo!?!?!?! Hace dos días que estoy en el laburo leyendo todo el blog a escondidas! Si hasta putié (siempre dudo sobre como escribir esa palabrita en ese tiempo) porque no tenés link a un archivo y tuve que estar meta "Entradas Antiguas". Encima llegué al primero... y era el libro! Así que meta "Entradas mas recientes", hasta que termina el libro y empiezan los artículos. (el libro lo dejo para después).
Empezé con el de tu culo en Facebook... y recién voy por acá... me faltan 2 años todavía! Y después leerme el de los Salieris, y varios algunos otros que recomendaste. Así no hay procrastinación que aguante!
He dicho.
P.D.: sos rock! ;)
Yo también lo estoy leyendo desde el principio, y en el laburo, utilizando el menú "Archivo del blog". Simplísimo.
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