ADVERTENCIA
WARNING
ACHTUNG, BABY
OSHITOKO OSHITAKA
GUARDA
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ACHTUNG, BABY
OSHITOKO OSHITAKA
GUARDA
El texto que leeréis a continuación no es apto para todo público; contiene escenas de maltrato a animales, violencia explícita, sangre y uácala, y no se recomienda su lectura por parte de personas de estómago sensible… o que me conozcan personalmente y que después se me caguen de risa en la cara.
No, esperen, hablo en serio. Este es un post jodido. Un post… gore. Y hago esta aclaración porque hasta el más despistado se habrá dado cuenta de que acá siempre nos fingimos los pistolas, los grunge y los duro metal, pero sabemos que también nos lee mi vieja, la mamá de aquella de allá, la mamá de aquel, la mamá de esa otra, y la mamá de aquella también, y todas dicen: “ay, qué divino este chico; es un dulce”. Pero esta vez, señoras mías, voy a pedirles que no sigan leyendo porque la lectura de este post está contraindicada para personas sensibles. Este es un post X-RATED.
EX-RATED, mejor dicho.
Ya van a ver de lo que hablo...
Ya van a ver…
(Si será de Dios, yo y mi pensamiento humorístico…).
SEMANA PASADA
DÍA UNO
23:00
DÍA UNO
23:00
Luego de haber cenado un plato gourmet preparado por mis propias manos y de haber degustado un buen vaso de Glenlivet mientras miraba el último capítulo de House M.D., decidí irme a acostar en mi cama con el último número de la prestigiosa revista británica The Economist1.
Estaba yo leyendo un interesantísimo artículo sobre la estanflación en Argentina2, cuando oigo un ruidito casi imperceptible proveniente de la ventana que da hacia el patio de mi departamento. Dirijo hacia allí mi mirada y noto que aquel ruidito era provocado por un simpático roedor que ingresaba a mi dormitorio por la ventana, se deslizaba por la pared haciendo escala en el aire acondicionado que está debajo de la ventana, alcanzaba el parquet dando un saltito, y correteando junto al zócalo de la pared oeste de mi dormitorio daba clara señal de su intención de ganar el living de mi casa.
Mi reacción fue calculada. Mis elásticos músculos se dispararon al unísono, como las cuerdas de cien arcos, para ponerme de pie sobre la cama y proferir un grito que intimidara a la alimaña y la paralizara del susto, pero me salió un: “¡AY, UN RATÓN Y LA PUTÍSIMA MADRE QUE TE REMILRREPARIÓ, EL SUSTO QUE ME HICISTE PEGAR, Y LA CONCH…!”.
El ratón, quieto junto al zócalo, equidistante de la ventana por la que entró y de la puerta del dormitorio, me miraba como diciendo: “sí, sí, mucho Nippur, todo lo que quieras, pero me parece que el paralizado aquí del susto sos vos”.
Y yo aclaro (no al ratón sino a todos ustedes, manga de hijos de mil putas, que ya están riéndose y cantando “se asustó con un ratón, se asustó con un ratón”): no le tengo miedo a un ratón. De hecho, no es la primera vez que me enfrento a uno de estos palmípedos. Hace como tres años hubo un problemita en un terreno medio baldío de acá al lado y todas las noches tenía que poner tramperas en mi patio, a razón de una por metro cuadrado de patio (y al día siguiente desechar la “pesca”, por decirlo de alguna manera). En una ocasión, una de estas bestias logró ingresar a mi departamento y logré darle muerte de un palazo, luego de una prolongada cacería que durara unas tres horas y me costara unos dos mil pesos en destrozos varios.
Así que no es que me den miedo, así como quien dice: “ay, le da miedo”. Pero convengamos en que si uno está lo más choto en la cama leyendo una Nippur3, que te entre una laucha a la pieza no es lo mejor que te pueda pasar4.
La cosa es que, mientras yo perdía tiempo explicándoles todo esto a ustedes, el simpático plantígrado había ya ganado el living. Me lancé en su persecución con furia ciega, pero primero tomé la precaución de ponerme las zapatillas, porque si llego a pisar al ratón en patas me tengo que amputar el pie del asco.
Prendo la luz del living y… ¡ahí estaba!
El living, estaba.
El ratón podía estar boludeando lo más pancho por cualquiera de las dos bibliotecas, entre el cablerío que conforma mi computing and entertainment center, debajo del futón, detrás de las macetas, se podía haber ido por debajo de la puerta de entrada (o no), podía estar en la cocina (o no)…
A simple vista, no se veía.
Pero yo no iba a volver a la cama hasta no dar muerte al insecto o hasta certificar su egreso de mi domicilio por lo menos con la firma de dos escribanos que pudieran dar fe del avistamiento de ese mismo ratón, por lo menos a diez cuadras de mi morada.
Así que, armado con un bastón, emprendí una verdadera cacería human… Bueno, no. Del ratón.
Una hora más tarde, yo estaba transpirado hasta el píloro. No había un libro en su lugar; no había un cable conectado correctamente; no había ningún ratón.
“Se habrá ido”, pensé, mientras intentaba recobrar el aire, al menos con el pulmón izquierdo. Para el derecho ya habría tiempo.
Pero no voy a ocultar yo que mi sorpresa fue poca cuando vi al ratón bailando hip-hop en la otra punta del living, cerca de la puerta del baño, cerca de la puerta de mi habitación.
Empuñé el bastón como una jabalina. Eché mi brazo hacia atrás, por encima de mi hombro. Mis músculos se tensaron. Recordé la lectura de Zen en el arte del tiro con arco. Visualicé el blanco alcanzado. El bastón salió disparado para la mismísima mierda.
Y el ratón se fue a los pedos, huyendo por la ventana por la que había entrado.
Esa noche me acosté a las cuatro de la mañana. Y no dormí bien.
DÍA DOS
00:30… Ponele…
00:30… Ponele…
Estaba yo sentado frente a mi escritorio, consultando en mi laptop Sony Vaio las últimas novedades sobre la crisis bursátil5, mientras mi otra computadora, en su monitor LCD de 24 pulgadas mostraba en tiempo real la fluctuación del índice Nikkei6, cuando con el rabillo del ojo derecho percibo… bien una lagaña, bien un rat… ¡¡¡RATÓN DE MIERDA, Y LA REPUT…!!!7
El mismo arácnido de la noche anterior volvió, como pancho por su casa… por MI casa.
No era cuestión de que se encariñase, o que creyera que esta casa es una joda y que se puede venir a cualquier hora, así que decidí que esta vez no iba a alcanzar con espantarlo, sino que había que darle muerte. Y en una suerte de castigo ejemplar; que sirviera como disuasión a otros marsupiales.
Así que…
Se las hago corta. Tres horas y un bastón roto después, el ratón se volvió a escapar por la misma ventana por la que entró, y yo me acosté otra vez al amanecer, y con los nervios un poquito alterados.
DÍA TRES
01:30… 01:45… 02:00…
01:30… 01:45… 02:00…
Claramente, esta vez lo estaba esperando, al hijo de mil putas. Yo me hacía el que leía, pero en realidad, escondiéndome detrás de la revista, yo miraba la ventana, pensando: “vení, hijo de puta… vení… This time it’s personal… This time there will be... blood”.
Como a las 3 asomó su hociquito...
Pero no por la ventana.
Sino por el tablero donde están las perillas del aire acondicionado. Un aire acondicionado de esos del año del pedo, de plástico color madera, que dan más ruido que frío, al que ya se le había caído el panel ése que cubre los controles, dejando cierto espacio libre... cierta comunicación –digamos- entre la parte de las perillas que regulan el funcionamiento del vetusto aparato (“ruido”, “más ruido”, “mucho ruido”, “ruido insoportable”), y las entrañas del mismo; la serpentina esa del gas frigor, o como se llame, y la hélice.
El condenado roedor nunca se había ido. Venía haciendo noche en el Surrey desde hacía, por lo menos, tres días.
Salté como un tigre y de un manotazo cerré la ventana que daba al patio (ventana por la cual yo creía –erróneamente- que el monocotiledóneo éste entraba y huía a su antojo). El ratón se asustó y saltó hacia el interior de la habitación. Corrió hacia la puerta que daba al living pero… ¡Ja! ¡Estaba cerrada! Desesperadamente, el animal buscó una rendija debajo de la puerta, pero yo había obstruido toda posible salida con un parapeto de libros.
Se dio vuelta y me miró, como diciendo: “ah, me cagaste”. Yo lo miré y le dije: “Lo siento, amigo. Sólo uno de los dos saldrá de esta habitación. Y creo que seré yo.”
“Vamo’ a ver”, pensó el ratón y se metió debajo de la cama. Yo salté de la cama con una escoba en una mano y un toallón viejo en la otra. Parecía un gladiador de red y tridente (un reciario, para los amigos que son cultos, o que han leído Astérix), pero un reciario medio pichiruchi.
La idea era tirarle el toallón encima y rematarlo a escobazos. Cosa que hice unas ocho veces… O, mejor dicho, que creí haber hecho unas ocho veces, en las que yo creía haber sepultado al michifuz bajo el toallón y, después de unos diez minutos de meta y meta escobazo, notaba que el ratón me miraba desde dos metros más allá.
Las dos mesitas de luz llenas de libros, al piso. El roperito extra (esos que parecen una carpita, de caño y tela, que venden en Easy, bue, no importa), al piso. La cama, contra una pared. Las paredes (las cuatro) llenas de marcas de palo de escoba. Rompí los dos veladores. Bah, las lamparitas. Bueno, no… Los veladores, también.
En un momento, el batracio intenta volver a meterse en el aire acondicionado y en su alocada carrera tira a la mierda la cubierta de plástico, esa especie de rejilla, que ya venía medio enclenque. Rejilla y alimaña caen al piso y yo le doy muerte. A la rejilla, a la que hice mierda.
Pasa el tiempo… Empiezo a cansarme… El ratón es rápido…
Empiezo a deshidratarme…
Se hacen… No sé… ¿Las cuatro? ¿Las cinco de la mañana?
El ratón se esconde detrás de una mesita de luz. Con una furia demencial me tiro al piso con las patas hacia adelante, como haciéndole una plancha a la mesita de luz (caballeros del público, por favor explicarle el concepto de “plancha” a las damas de la platea, gracias) cosa de estampar al paralelepípedo entre la pared y la mesita de luz.
La laucha se escapa a la mierda en los 45 segundos que yo tardo entre que mi cerebro da la orden de tirarme al piso y yo efectivamente me tiro al piso. Estoy muy cansado.
El ratón se mete en el aire acondicionado. Meto el palo de escoba en el aire, tirando golpes a ciegas, tratando de hacer blanco en el paquidermo. Pero el bicho sale del aire, ingresando una vez más al dormitorio.
Ya lo odiaba.
Ya le hablaba, al ratón. Era Ahab contra la ballena blanca. Era el viejo contra el pez.
No sé cuánto tiempo más estuve. Ya estaba muy cansado. Ya estaba por desvanecerme del cansancio…
Hacía no sé ya cuántas horas que estaba peleando contra ese verdadero monstruo… Con ese rival al que ya empezaba a respetar…
Hacía dos noches que no dormía bien, por su culpa…
Y tengo eso que la otra vez di en llamar “el pensamiento humorístico”.
Eso que la lectora María identificó como esa anormalidad que el resto de la gente –la gente normal- califica como “¿tasenpedovós?”.
Es por eso que hice lo que hice.
Es por eso cuando, ya al borde de mis fuerzas, cuando el sol entraba por la ventana y ya me cegaba…
…cuando el ratón volvió a esconderse en el aire acondicionado y se escondió bien adentro, el turro…
…yo escuché voces…
…redrum... redrum…
…smile, you son of a bitch…
...kill! kill! kill!...
...you are terminated...
...y cerré mi mano sobre la perilla del aire acondicionado y la giré hacia la derecha con todas mis fuerzas, poniendo a funcionar la hélice a su máxima velocidad.
Buenas noches.
Y buen provecho, si es que estaban comiendo.
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1) Mentira. Ahora no me acuerdo, pero seguramente me había zampado un patilisto con un Dr. Lemon, y me fui a la cama con una Nippur vieja, pero después del papelón que voy a contar me parece que voy a tener que trabajar mucho en el self-marketing.
2) Uno en el que a Nippur le matan a la mina y el tipo se despacha a una docena de ñatos a piña limpia.
3) Digo: The Economist.
4) Tampoco es lo PEOR, claro está; lo PEOR no es que estés leyendo una Nippur, sino que estés con una señorita. Lo que no era el caso. Lamentablemente.
5) Mentira: mantantirulirula.blogspot.com
6) Mentira: www.voyeurweb.com
7) Etcétera, etcétera, etcétera. (OK, es la última vez que uso el recursito éste de la nota al pie porque ya les debe estar rompiendo las pelotas).
27 comentarios:
Pero...
Lacanna...
¿Y ese gato trolo que tenía usté?
No, Bruche... eso no se pregunta.
Ahora: acá con Doña María, a quien tengo al borde de escupir los fideos y Dios nos guarde de limpiar los cachos de cebolla de la pantalla plana XXL, estamos de acuerdo en que este es uno de los mejores cuentitos de estafilococos que hemos leido...
Eso si, mucho mucho Umberto Eco, pero poco Samaniego y Tom y Jerry (no, mal ejemplo)... mente superior domina mente inferior y al ratoncito con un cachito de queso -de esas cosas gourmet que Ud. come- lo tenía en la palma de la mano... bueno, no, que asco... en la palma no... en el piso, bien lejos, a tiro de bastón... otro mal ejemplo... a tiro, bah.
¿La casa sigue despelotada? ¿Felices Pascuas o seguimos con la biblioteca en el piso?
¿EH?
Saludos, sobrinito.
PD: ¿¿¿¿EL bastón en cuestión tiene llamas en la parte inferior o es de madera marrón oscura que alguien le va a lijar... digamos apenas se quede rengo de una pata?????
Sisi, digno de Californication... ah, gracias por la url que recomienda... la segunda digo..:)
Debo decirle que, como soy del campo, a mi las sombras no me asustan, ni bultos que se menean (Es un cacho del Martín Fierro, no empecemos con las cargadas)
He visto a mi señora madre matar ratas, ratitas, ratones y lauchas con un zapato, escoba, con su propio pie (calzado, eso si) y hasta con un hacha.
A mi padre no, porque les teme.
Ahora dessinfecte todo lo que ese horrible boxitracio haya tocado, porque transmiten desde la rabia hasta la psitacosis, pasando por el peronismo( o no, pero por las dudas desinfecte)
Y mis más sinceras felicitaciones: se está convirtiendo en el valiente cazador que todo hombre quiere ser.
Eso si, su puntería para adivinar que los que lo conocemos nos reiremos de usté a mandíbula batiente, es prodigiosa...
Igual a mí me sigue extrañando que en una casa donde abundan las Vaio y los frasquitos de cardamomo también conviva un bastón, ¿de dónde cornos salió?
Y no crea Naty que con queso los muy guachos quedan entrampados, estuve un mes alimentando a uno de esos mal paridos con lo mejor de mi heladera -en una de esas después les cuento las desventuras de la patrona a los saltos por la cocina.
Chequeando las "importantísimas" novedades de mi FB, veo entre las noticias que Lacanna posteó algo.
(Esta forma de llegar a su blog ya es muy nerd. Me doy asco de mi mismo. Voy a seguir como antes.)
En fin, leo el tema del ratón y realmente tenía dudas de preguntarle algo, pero acá va:¿Usted no tenía una gata?. Digo, porque en gral. esos bicho cazan a los roedores y quizás le hubiera dado una mano (o pata) en su lucha cuerpo a cuerpo.
Slds.
Qué tal Sr. LcCain, no voy a ahondar en el tema felino porque algo me dice que se deshizo de la bella Milady.
Esto puede quedar muy nerd (o empollón como se dice en mi tierra, pero no era el capitán Achab?)
y por último, lo felicito por escribir superíndices en blogger! Miau! eso es una proeza para mí!
Me quedé de cinco. Perdón si no puedo comentar más nada, eh, mi inteligencia tá en off con tanta risa.
Jajaja impresionante xDDD
Hoy, buscando lectura apropiada para el WC, recorde y encontre su libro y me dije "Que mierda habra sido de la vida de este loko" Y googlenado veo su blog. Impresionante!
Gracias loko por alegrarme los ratos de ocio!
Abrazos!
Mientras tomaba mi café matinal acompañado de un chocolate Jack que me dejó mi amigo invisible, disfrutaba como un niño esta aventura entre usté y el ratón ninja. Cuando terminé la lectura tuve una suerte de flashback a mis meriendas infantiles junto a la tele. Flashback a través del cual mi café con Jack se convirtió en Nesquick, mis treinta peludos años en inocentes 6 veranos, mi Mac en un Hitachi sin antena, su ratón en Jerry y usté, naturalmente, en Tom.
Por cierto, si fuera minita, estaría preocupadísimo por el paradero de su gata.
sr lacanna, la verdad q cada vez disfruto mas de sus posts, pero, luego de haberme visto 3 capitulos seguidos de "dotor casa", y leer esas aventuras en el pais del nunca jamas (entiendase entre ud y ese bichin), empieza a surgir en mi cabeza todas las consecuentes derivaciones que se pueden hacer de una muerte tan desdichada para un bicho fiero como ese, tenga en cuenta que si queda todo el tripaje adentro del "ruido acondicionado" puede ser origen, como lei en otro comentario mas arriba "porque transmiten desde la rabia hasta la psitacosis, pasando por el peronismo", eso es muy peligroso!!!....y por supuesto no se olvide del siempre presente y peligroso LUPUS!!!!...
salú....y que pueda recuperarse pronto del ejercicio realizado en semejante safari hogareño
Dos cosas... usted es divino, tierno, hermoso, sexy... aún cuando se suene los mocos con la sábana y escupa flema en la vía pública. En segundo lugar el saber lo que es una plancha me hace sentir menos dama de lo imaginé.
Yo no sé cómo está haciendo para sacar los órganos de ese ser biótico de las paredes y no sé cómo va a hacer para pasar los días de calor porque creo que deberá instalar un aire acondicionado nuevo y leí que hay demoras en la instalación de los mismo. Justiiiiiiito estoy escribiendo algo parecido a lo suyo pero menos lírico y con el tema cucarachas y ahora no lo voy a poder poner porque van a decir que me copio.
Mire... si la ratita era marrón, grande como un collie, bigotuda como Frida Kahlo y tenía la voz de Splinter merecía morir de esta cruel y ventilada manera. Ahora si la ratita era blanquita, se llamaba Bianca, tenia el tamaño de una ciruela y encima usaba un pañuelo al cuello creo que voy a llorar. Es que las ratitas blancas son taaaan tiernas.
Aaaaaah Lacanna... sus post son como una rascada en la picadura de un mosco... placer puro.
Ay ay ay, carne picada de Mickey!
Yo también iba a preguntar que qué demonios hacía un bastón en su casa, pero imagino que debe venir de su afición por Dr House?
Anyway...le comento que vivo en una ciudad donde abundan esos animaluchos* de modo que cada tanto escucho ruiditos en la cocina y tengo que ir y poner las tramperitas. Por cierto, algo que me funciona mejor que nada son los cereales tipo "Honey Nut O's".
Eso sí, cuando llega el momento de deshacerse del cadáver tengo que recurrir a mi concubino porque me muero del asco/tristeza.
Saludos señor Lacanna.
* Imagínese si serán populares donde vivo que en el gift shop del museo de la ciudad venden peluches de ratones. Se lo juro, mire: http://www.museumoflondonshop.co.uk/plague-rat-puppet-item.aspx
Espero que el bicho, en su proceso de descomposición, no largue olor....
Bueno, bueno..bajando los calores veraniegos, Zorra. No es cuestión de andar diciendole al dueño del coso las cosas que él quiera escuchar de manera tan gratuita. Tampoco es cuestión de que le cobre por un piropo, pero un poco de moderación, caramba ( sí, me pongo vieja y pelotuda, pero no tanto..)
Enconté, entre mis petates, un libro llamado "Novísimo Recetario Doméstico", libro que perteneció a mi señora abuela, y que da recetas para TODO (así, con mayúscula)
Y enseña como acabar con los roedores de lass formas más extrañas.
Ya lo publicaré en mi blog...
Ah, y por el temita del olor... es igual al olor de un salamín fuertón y/o pasado. Si le dan la acasacarita del salame al gato, se relamerá de contento, recordando ratones en salmuera
Marce: Hace rato que no me reia tanto, me parece perfecto lo que hiciste, yo sí les tengo terror a los ratones, lo único objetable sería porque la segunda o tercera neoche no le dejaste alguna trampa o veneno de esos que la espichan rapido sin tanto que limpiar. A lo mejor se te jodio el aire; imaginate al técnico arreglándotelo: Sr encontre ( cuero y/o huesitos y/o sangre seca o algo que quede entro del mecanismo) que paso aca?... Mejor haces sacar ese viejo aire y te compras uno nuevo.
Asimimso me encanto en comentario de la Srta. K : "carne picada de Mickey" justo cuando mis pequeñas bestias mutantes estan viendo la casa de Mickey Mouse. Un beso para vos y tus seguidores, parecen piolas y simpáticos
no voy a tu casa a comer albóndigas en la puta vida.
la próxima vez probá con cazarlos con un hornito eléctrico. No dejan olorcito a podrido y además te va a salir más barato que un aire nuevo.
Te sentiste Itchy & Scratchy?
PD: todo el perfil afrancesado, aputazado y amariconado que diste haciéndote el mimoso con la gata esa, adjudicándote una imagen sensible totalmente prefabricada para que el sector femenino de este blog diga "ay... qué sweety", fue derrumbado de inmediato con este post. Que le quede claro a los queridos lectores que todo lo que mi hermano dice hacer le dura unos 15 días a lo sumo.
Me da miedo perder contacto con mi bro por más de dos semanas porque quizá me pierda en ese tiempo alguna otra faceta nueva. Quizá este mes fue flogger y no me enteré.
El método era fácil: una media sucia puesta de trampa en la abertura del aire. Listo, el suave (o potente) aroma a queso hace el trabajo mientras usted espera que el equino entre en razones (o en la media).
Pero si las ratitas y/o ratones no responden al queso... los dibujitos animados me han engañado!!!
Creo que a los 2 minutos de leer el post, me agarro como cierto resquemor en el upite... pobre ratita!!! ¿Por qué no adoptarla, ponerle un nombre más o menos sencillo -Ratita, ponele-, un vestidito rosa y sacarla a pasear en triciclo? ¿Eh? ¿Qué necesidad tenías de llegar al asesinato?
Tus manos están tintas de carne de gallina... digo rata, madre... digo Laca.
Ah y me olvidaba de nuevo: Achtung Baby! que buen disco de U2, carajo.
María no busque pelea, tenemos que estar unidas para espantar a las chancludas que aparecen por ahí. Además Lacanna se merece que nos babiemos en la ventanita.
Don hermano de Marcelo: si su hermano fue flogger, emo, punk, carmelita descalza, budista, verdulero, sierva de cristo, montonero y/o patovica, no hay problema.
Sigue siendo un héroe de la vida moderna.
Un Nippur con dos ojos ( y anteojos) que va peleandole a la vida por sus lados más oscuros.
Un valiente y atlético hombre que vence al mal, aunque el mal vaya a atacarlo a su propia morada. Y de noche.
Un salvaje indio indómito de las pampas que asesina a sangre fría al más cruel conquistador que viene a hollar su territorio con mano de hierro, para someterlo a su poderío, pero él no se deja.
Un....bue, me copé.
(¿ta bien así Zorra lo de tirarle flores a don Laca? )
Uh, pero mirá vos!
Pero Marcelo, hombre, no afinaste ni una!!! Los ratones son ortópteros.
(Y ahora tú un ortoptericida)
la mierda
que manera de reirme
llama a chuk norris para filmar la segunda parte de fuerza delta en tu depto, que debe parecer a beirut ... por el quilombo ... y por el olor a podrido que debe estar largando el marsupial ese que hiciste mierda de tan elegante manera ... es un final digno de pelicula clase B ...
un placer leerlo, dueño del coso
¿Era un ratón o una laucha?
Ojo, son dos tipos distintos de batracios.
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